Sinopsis:
¡Bienvenidos a terapia!
“Entrepieles” ocurre en una consulta inusual donde Justo, un coach especial que aspira a psicólogo, conocerá a sus nuevas pacientes. Fina, una jueza anoréxica marcada por su pasado complejo, y Celia, una rockera obesa y provocadora, disfrutona de la vida.
Estas dos mujeres tan distintas nos revelarán sus intenciones y secretos. Justo, que no puede, ni sabe gestionar lo que se le ha venido encima, acaba encontrando soluciones disparatadas y poco convencionales.
Un espectáculo de Arteria Producciones interpretado por Josean Mateos, sobre un texto de Adolfo Ayuso, con títeres de Helena Millán y dirección de Paco Paricio.
¡Cúrense en salud!
PRIMERAS IMPRESIONES
Reseña de Javier López Clemente, crítico teatral del Heraldo de Aragón:
»El enérgico trabajo actoral de Josean Mateos es imprescindible para levantar una representación con la solvencia de quien se enfrenta a dos espacios completamente diferentes, y exprimir las relaciones que se establecen en diferentes planos entre el actor y los dos títeres
La interpretación en el primero de esos planos nos mostró las conexiones emocionales que establece Justo con Fina y Celia. Justo es un coach de medio pelo con soluciones poco habituales para los pacientes que acuden a terapia, en este caso dos mujeres muy distintas que muestran con total sinceridad todas sus preocupaciones y secretos mediante diálogos con buen ritmo, y capacidad para mostrar la personalidad de cada una de ellas, y al mismo tiempo cartografíar el comportamiento social ante los diferentes.
El segundo espacio se sitúa en el proscenio. El personaje Justo se escapa del territorio de los títeres para enfrentarse al público, y a veces para encontrarse con el actor Josean. El trabajo de interpretación es mucho más directo en este espacio, incluso me atrevo a decir que es un momento cabaretero, pero en lugar de cantarnos en que parte del alma le pica la pulga maligna, el personaje reparte tarjetas para que vayamos a sus sesiones de terapia, hasta que en algún momento es el actor quien que confiesa que las tarjetas pertenecen a su productora de teatro. Una manera simbólica de reivindicar el carácter terapéutico del rito del teatro para mejorar nuestra vidas y las de los profesionales de las artes escénicas. Pero la gran mayoría de los monólogos los sentí como una señal de aviso sobre la importancia de gestionar los vaivenes emocionales y así – entre reflexiones sobre el devenir de la vida como una noria que gira y gira sin asegurarnos si nos encontramos en el punto más álgido o en la fosa más profunda – invitarnos a repensar como recorremos ese camino que une alegría y tristeza, éxito y fracaso, mieles y miseria. Y vuelta a empezar.
Los personajes y el actor transitan por todas estas variables narrativas jugando con fronteras más o menos nítidas desde la sincronía y el equilibrio entre titiritero y títeres, hasta al desdoblamiento actor y personaje…»
De lirio en lirio